Allá por el año 1969, yo aún no era María Bilbao, sino María Cristina Benítez Bilbao. Iba al instituto Martín y Omar y tenía un profesor de dibujo muy querido por sus estudiantes: se llamaba Adolfo Pérez Esquivel.
A finales de 1988, mientras Ricardo Frazer y yo planificábamos el viaje a España, vimos a Adolfo en televisión. Estaba siendo entrevistado en relación al Nobel recibido años atrás.
Fue Frazer quien me animó a visitarlo y a contarle el proyecto que teníamos. Sin más, al día siguiente me acerqué a su asociación. Me recibió con el mismo cariño de siempre y se interesó por cuanto le conté: la obra de teatro, su repercusión en los jóvenes y el deseo de presentarla en España.
Inmediatamente, se fue a su Agenda y, frente a mí, redactó y firmó la tarjeta que todavía guardo con cariño. Hoy es un placer y un honor compartirla con ustedes.
No cabe duda que fue nuestro mentor. Gracias a su apoyo, pudimos, en 1989, realizar una presentación por todo lo alto de “Tempestades”, en el recién inaugurado Museo Reina Sofía de Madrid.
En torno al estreno, hay una anécdota muy pintoresca que quiero contaros.
El técnico de la sala donde estrenábamos nos comentó que no vendría nadie: así había sido en todos los eventos organizados hasta el momento. Él ignoraba que enviamos invitaciones, por correo postal, a innumerables profesores de Lengua y Literatura de todas las comunidades.
Ese mismo técnico, poco antes del inicio de la representación, tuvo que apresurarse a colocar sillas supletorias porque en la sala no cabía ni un alfiler. Recuerdo que acudieron hasta de Canarias.
Tantos años después, quiero volver a dar las gracias a todas las personas que asistieron.
Quiero, también, incorporar en este blog una dedicatoria que nos dejaron en el libro de firmas. Este siempre queda a los pies del escenario para que los jóvenes, o sus profesores, puedan plasmar su vivencia…
El próximo curso, el 19 de Octubre a las 11,30, iniciamos la gira 2017-2018 en el Teatro Reina Victoria de Madrid. “Quijote” R2D2 y el Caballero de la Triste Figura.
De esta forma, retomamos la capital, tras dos décadas potenciando nuestras actuaciones por los pueblos y Comunidades en las que el Teatro juvenil tenía poca presencia.
Nos complace, enormemente, anunciar que Carlos Sobera, el actual dueño de este teatro, nos abre, de nuevo, sus puertas en Madrid. Carlos, con 20 años, formó en Bilbao el grupo La Espuela y, desde aquel entonces, jamás perdió su amor por el arte escénico.