En una de sus novelas ejemplares, «El celoso extremeño», Cervantes, probablemente despechado porque a él le denegaron dos veces el permiso para viajar a América, escribió «… es el pasarse a las Indias, refugio y amparo de los desesperados de España, iglesia de los alzados, salvoconducto de los homicidas, pala y cubierta de los jugadores (…) añagaza general de mujeres libres, engaño común de muchos y remedio particular de pocos». 

Siglos después, yo hice ese viaje a la inversa, con mis cuatro hijos y con Ricardo y, desde hace 30 años, recorro esta tierra con una peculiar versión de su Quijote. ¿Qué escribiría hoy sobre Frazer, R2D2 y sobre mí ?

La historia la construimos todas las personas que pasamos por este mundo, por sus distintas culturas y civilizaciones. Las crónicas, durante mucho tiempo, nos han hablado de las clases dirigentes, pues eran ellas quienes las encargaban; sin embargo, infinidad de obras literarias y pictóricas de cada época nos mostraban, además, al pueblo llano.

Hoy por hoy, los estudios históricos más rigurosos prestan atención a la cotidianidad de la población, y, quizás por eso, muchas personas no podemos evitar sentir, en ciertos momentos y circunstancias, que estamos haciendo Historia; una historia más llena de «causalidades» que de casualidades.

Lo percibí, así, hace treinta años, cuando estrenamos y llenamos a rebosar en Madrid, una sala del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía; curiosamente, volví a sentirlo, hace unos meses, en esta misma ciudad, tres décadas después.

Recuerdo que, al llegar de Argentina, con la carta de recomendación del premio Nobel de la paz, Adolfo Pérez Esquivel, contacté con quien acababa de ser nombrado, presidente de Unicef, Joaquín Ruiz-Giménez; él fue uno de los primeros en confiar en nuestro proyecto… sin embargo, cuando yo trataba de conseguir una entrevista con la persona adecuada en el Ministerio de Cultura, al no recibirme nadie, una sensación de impotencia me inundó, y, en los pasillos de dicha institución,  acabé gritando algo así como «¡¡¡¿Es que nadie me va a dar bola en este lugar?!!!».

De repente, no sé cómo, había un hombre junto a mí que parecía haber salido de la nada o caído del cielo, porque yo no lo había sentido acercarse, ni vi de dónde salió. Él me invitaba a entrar en su despacho. Tras tranquilizarme y escucharme atentamente, efectuó unas llamadas y me puso en contacto con el agregado cultural de la embajada argentina: estaban empezando a organizar un encuentro intercultural entre Argentina y España y, gracias a esto, tuvimos funciones en Madrid y Santiago de Compostela. 

Ese hombre me recomendó que nos constituyéramos como asociación cultural y eso hicimos poco después. Su nombre era Javier López Facal, por entonces, Subdirector General de dicho ministerio. Le invité a ver nuestro espectáculo, «Tempestades,» pero, pese a su diligente y eficaz ayuda, no pudo estar presente. Nunca olvidé su amabilidad.

Por esa época, nos entrevistaron en TVE, algo que marcó un antes y un después en nuestra trayectoria y que propiciaría la posterior emisión de ese mismo montaje teatral en el 97.

En 2017, después de diez años sin actuar en la ciudad de Madrid, y siguiendo el consejo de uno de mis hijos, llamé al teatro Reina Victoria; a la tercera llamada,  conseguí dos actuaciones en dicho teatro, una para arrancar la gira del curso escolar y otro para cerrarla.

Por esas fechas, más o menos, comenzamos a colaborar con Alicia Cifredo para que nos ayudase en el tema de escritos, prensa y comunicaciones; ella, antes del arranque de esta temporada 2018-19, me aconsejó que llamara al INAEM, pues este organismo registra cuanto se hace en los escenarios españoles. 

Telefoneé y, no sólo conocían nuestra existencia, sino que habían estado mucho tiempo intentando localizarnos, infructuosamente, en un domicilio antiguo.

Dado que este 2019 hemos celebrado el trigésimo aniversario de aquel estreno en el Reina Sofía, pensé que era un buen momento para volver a invitar a López Facal a vernos. Le comenté que, en esta ocasión, el espectáculo no era «Tempestades» y, por tanto, no podría apreciar todo el potencial interpretativo de RIcardo Frazer, – tan alabado siempre por su estilo al recitar poesía-, ya que, en esta ocasión, llevábamos a escena una versión mía de la inmortal novela de Cervantes.

El 31 de octubre, durante nuestra primera actuación en el teatro Reina Victoria, el equipo del INAEM acudió a grabar, con varias cámaras, nuestro «Quijote». R2D2 y el Caballero de la triste figura.

Antes de empezar la función, Javier vino a saludarme y, al reiterarle que no iba a poder apreciar el genio escénico de Frazer, en todo su esplendor, me respondió: Yo he venido a verte a ti, yo soy «fan» tuyo. Eso me hizo recordar el artículo que había escrito Alicia Cifredo sobre mí y sobre la ausencia de mujeres a finales de los 80 en los espacios culturales. 

Al término de la función, con aquel lleno absoluto, los operadores de las cinco cámaras que nos grabaron felicitándonos y el hecho de que hubiese asistido López Facal, algo en mi interior me transmitió la certeza de que ese día se cerraba un ciclo  y de que se cerraba de una forma casi mágica. 

Días después, le envié al ex-director del Ministerio de Cultura, un correo para explicarle mi percepción de esa jornada. Él me contestó de una forma  concisa, pero curiosa y divertida. Copio y pego aquí, tal cual, estos correos sin revelar su dirección electrónica, por supuesto.

De: Maria C Bilbao
Enviado el: miércoles, 7 de noviembre de 2018 8:58
Para: Javier López Facal
Asunto: Hola Javier

Quería contarte que por alguna causa desconocida cuando tú estabas en el teatro, en el palco de arriba se encontraba el equipo del INAEM grabando el espectáculo, llevaron más de 5 cámaras.

Alicia Cifredo, el pasado año, me dijo que llamara al Ministerio de Cultura y preguntara sobre estas grabaciones, etc etc.

Lo que me impactó más, es que cuando llamé me dijeron que nos habían estado tratando de localizar durante mucho tiempo a la dirección que puse en 1990 en la hoja de inscripción del Ministerio de Cultura – tu sugerencia-

Flipo. aún más cuando al finalizar la función el 31 de Octubre se acercan los operarios de cámara etc…etc a saludarnos y nos preguntan, porque no se conoce más, esto que hacemos. Entonces es cuando levanto la vista al teatro y me doy cuenta de la conjunción o de los elemento que estuvieron ese día allí. Tú, el Inaem arriba grabando y Alicia que me dijo que los llamara y  a la que le comento mi encuentro contigo decidiendo entrevistarte. No sé si veo cosas donde no las hay o esto es, repito, flipante.

Javier! Eres un guía en mi vida o algo así…me alegra volver a verte. Gracias

No soy escritora, sorry…escribo como me viene, un abrazo…lo otro es protocolo!

Un cordial saludo

MARIA BILBAO

De: Javier López Facal 

Enviado el: miércoles, 7 de noviembre de 2018 10:09
Para: ‘Maria C Bilbao’
Asunto: RE: Hola Javier

Me encantan esas conjunciones astrales que te suceden a ti, solo a ti. Algo debe de tener el agua cuando la bendicen…

Salud, J.

Además de esto, el que fuera propietario de este teatro y que lo gestiona aún, el popular actor y presentador Carlos Sobera pasó a felicitarnos antes de nuestra tercera función: hemos tenido diez en la capital española este curso 2018-2019.  Su actual director, Carlos García, se acercó a preguntarnos cómo lo hacíamos para llenar siempre.

Por otra parte, Alicia, nuestra colaboradora pensó que estaría bien entrevistar a López Facal y así lo hizo: quería contar con su opinión en un artículo que estaba escribiendo sobre nosotros, Muy pronto, esperamos poder ofrecer en este blog el enlace a dicho artículo publicado.

Nuestra asociación cultural «Tempestades» sin duda, forma ya parte de la historia de este país, o, al menos, de la historia de su cultura y su teatro.